viernes, 20 de febrero de 2015

Usted preguntará por qué marchamos

Yo fui (y seguiré yendo) a la marcha

 por Darío Ferrazzano


Yo fui a la marcha.  Esa que se hizo en silencio.  Yo fui a la marcha para reclamar justicia, para reclamar "basta de impunidad", para reclamar que aquellas personas que roban vayan presas.  Yo fui a esa macha que hace más de 30 años se hace todos los jueves.  Esa marcha silenciada, ninguneada, olvidada.

Hoy estamos viviendo una época de plena democracia, donde el Estado es dirigido por un gobierno que democráticamente obtuvo el 54% de los votos del padrón electoral, donde aquellas personas que no están de acuerdo se manifiestan en las calles sin que nadie las hostigue.  Una democracia que goza de plena libertad de prensa y expresión.

Y lo que veo es que se la está queriendo tirar abajo.  Más allá del gobierno de turno, no se puede tolerar que pasen ciertas cosas.  No es la simpleza de reducir todo a la muerte de un fiscal.  Y no es sólo ese hecho.  Desde el retorno a la democracia, luego del usurpamiento al poder en 1976, hubo miles de casos de gatillo fácil, donde las víctimas eran en su mayoría jóvenes.  A pesar de ello, nunca hubo marchas masivas para acompañar a los familiares de las víctimas, o para reclamar justicia.  Esos casos fueron silenciados y ninguneados por un delito muy grave que pasa desapercibido: La desinformación.  Quizás quien lea esta nota me cuestione si es para tanto lo de la desinformación, quizás alguien crea que estoy exagerando.  Creo que no es así.  La información es fundamental para que un país pueda vivir en plena democracia, que la sociedad evalúe por sí misma los actos que sus representantes llevan a cabo.  Ahora, si nos limitamos sólo a difundir un solo lado (cualquiera sea ese lado) de la información, quienes tenemos la responsabilidad de difundir la información entramos en el delito de ocultamiento de la misma.  Y no es exagerado, a menos que dejemos en claro desde qué posición estamos dando la información y que esté garantizada la difusión de la contra información en otro medio de comunicación,

Hubo mucha gente que murió injustamente, por defender una causa, por acusar a alguien del poder,  Y esas víctimas no tuvieron su lugar para hacerse visible, o por lo menos no con misma manera que otros casos.  El pertenecer a un determinado "nivel" social no te hace mejor o peor, somos personas y somos iguales ante la ley.  Si agarramos al más adinerado y al más pobre y los desnudamos, no veríamos la diferencia.  El poder de adquisición, el modelo de auto, el celular o la marca de ropa no te distinguen.  no se puede estigmatizar a una persona por su forma de ser.  Eso es delito.  Pero por ese delito nadie hace una marcha.  Si hablamos mal de un abogado que defiende los ideales nazis, enseguida vamos a escuchar un "shh, hablá más bajo que puede escuchar el Doctor" pero nadie se mosquea por hablar mal de un albañil que estuvo aguantando la carretilla todo el día.  Ese es un "negro" que si quiere tener más derechos es un vago que se aprovecha del patrón.  ¡Y lo peor es que ese pensamiento está asimilado!.

Todo esto es una reflexión personal del momento que estamos atravesando.  No pretendo influir sobre quien lea estas palabras.  Sino aprovechar la entera libertad de expresión que gozamos en este hermoso país para plasmar mi opinión.  Y quien quiera compartirla será bienvenido, y quien no la comparta será más que bien recibido para debatir y llegar a na instancia superadora.

Yo fui a la marcha, yo reclamé justicia por los pibes que estigmatizados por su forma de vestir, su color de piel y por "portar cara" fueron victimas de policías que abusando de su poder los torturaron y mataron.  Fui a la marcha de las Madres, que cada jueves reclaman por la aparición con vida de sus hijos e hijas.  Y estoy orgulloso de ello.  Porque siento su causa como propia, porque siento que hasta que no aparezcan con vida los 30 mil que nos faltan no va a haber justicia.  Porque si todavía no hay culpables en la desaparición, asesinato y ocultamiento de Luciano Aruuga no hay justicia, porque mientras siga desaparecido Julio López hay una deuda gigante, porque Lautaro Bugatto es un desconocido para la mayoría de la sociedad.  Por todo eso marcho.

Yo fui a la marcha, a la marcha de las Madres que me enseñaron a luchar.  Las Madres de los y las 30 mil que desaparecieron en los '70 / '80, las Madres de quienes fueron víctimas de la policía.

Yo fui a esas marchas y reclame justicia Y vos... ¿fuiste?

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