León Ferrari murió sin saber el destino de varias de sus obras confiadas a Gabriel Levinas
Ferrari mantenía un conflicto judicial
con el marchand y periodista Gabriel Levinas. Hay una causa por 8 de las
13 obras de Ferrari que le fueron entregadas a Levinas para exhibirlas y
venderlas. La jueza Wilma López elevó la causa a juicio.
Por: Mateo Giuliani de Infojus
El artista plástico León Ferrari murió sin saber cuál fue el destino de
varias de sus obras, cuya exhibición en una sala de exposiciones de
Francia había encargado al marchand y periodista Gabriel Levinas en
2008. Su vida se apagó a los 92 años el 25 de julio pasado. Pese a su
longevidad, no resistió hasta el juicio oral que deberá afrontar Levinas
tras una serie de nulidades que vienen demorando el debate desde marzo
pasado.
El 21 de abril de 2008, León Ferrari entregó en carácter de “préstamo” a
Levinas 15 de sus obras: 13 dibujos y dos collages para su exposición y
eventual venta en la Galerie Brun Léglise, de París. Irreverente y
genial, Ferrari tenía un estilo singular que convertían a sus obras en
tentadoras piezas para coleccionistas de todo el mundo.
Entre 2009 y 2010, según registros de una causa penal que tramita ante
el juzgado de instrucción número 38 de la Capital Federal, a cargo de la
jueza Wilma López, reingresaron al país 12 de aquellas obras. Y de
ellas, sólo cuatro le fueron devueltas a Ferrari. Según argumentó
Levinas al declarar en dos oportunidades en la causa, un comprador de
Uruguay se había interesado en las obras, pero murió antes de completar
el pago.
Al día de hoy no aparecieron ni las obras, ni el dinero. Cuando piezas
artísticas salen del país para una exposición deben sortear un trámite
administrativo en la Cancillería que cuantifica (en un estimado; los
objetos culturales no pueden ser mensurados económicamente sin cometer
una tropelía contra el artista) su precio. En el caso de León Ferrari,
el perjuicio estimado en su contra trepa a 144.199 dólares, según consta
en el expediente.
Levinas es el periodista que trabaja en el programa Periodismo para
Todos, que conduce Jorge Lanata. Fue él quien entrevistó a Mario
Codarín, un supuesto testaferro del dirigente piquetero Luis D’Elía. La
historia se reveló falsa: Codarín era un “testigo plantado” con la
intención de demostrar que el programa había comprado “pescado podrido”,
según la jerga periodística.
El 25 de marzo pasado, el fiscal de instrucción Augusto César Troncoso
requirió la elevación de la causa a juicio oral y público. Acusó a
Levinas del delito de “defraudación por retención indebida”, una figura
que según el Código Penal contempla penas de hasta seis años de cárcel.
El artículo 172 determina que “será reprimido con prisión de un mes a
seis años, el que defraudare a otro con nombre supuesto, calidad
simulada, falsos títulos, influencia mentida, abuso de confianza o
aparentando bienes, crédito, comisión, empresa o negociación o
valiéndose de cualquier otro ardid o engaño”.
El 173 inciso segundo especifica que “se considerarán casos especiales
de defraudación y sufrirán la pena que él establece… el que con
perjuicio de otro se negare a restituir o no restituyere a su debido
tiempo, dinero, efectos o cualquier otra cosa mueble que se le haya dado
en depósito, comisión, administración u otro título que produzca
obligación de entregar o devolver”.
La jueza Wilma López, la misma que instruyó la causa por el crimen de
Mariano Ferreyra, elevó la causa a la instancia oral y pública. Pero los
abogados de Levinas plantearon la “nulidad” de ese acto porque “no se
evacuaron citas” de la defensa, entre otras la declaración de artistas
plásticos que acreditaran, como testigos de concepto, las calidades del
periodista como experto en artes plásticas.
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